OFICIALMENTE UNOS 3 TRABAJADORES MUEREN POR DÍA EN NUESTRO PAÍS, POR SINIESTROS LABORALES
Pero si tenemos en cuenta que las ART rechazan el 90% de las enfermedades laborales (comparar con estadísticas de OIT), y que ellas son mucho más letales que los accidentes, entonces el número de trabajadores que pierden la vida cada día, duplica o triplica la estadística oficial. Y ni hablar si computamos los trabajadores no registrados (“en negro”), donde la siniestralidad es altísima.
Y mientras este auténtico GENOCIDIO que sufre la clase trabajadora pasa ante nuestros ojos, sin que a la sociedad se le mueva un pelo, el gobierno se permite el lujo de mantener como Superintendente de Riesgos del Trabajo al contador Gustavo Morón, un cuadro que viene de la gestión de Mauricio Macri, y que para ello ha sido bancado por el poderoso lobby de las ART. Algo que se explica fácilmente, ya que durante el gobierno anterior defendió con uñas y dientes los intereses de estas aseguradoras.
Si el organismo que debería proteger a los laburantes de los abusos comprobados de las ART, queda en manos de estos personajes, entonces será imposible lograr parar el genocidio que sufre la clase trabajadora. Así de simple.
El sindicalismo argentino no debe admitir la continuidad del contador Morón al frente de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Hay mil formas de hacer saber el desacuerdo. Y ello no significa estar en contra de este gobierno, significa marcarle que se equivocó, y feo.
Dr. Luis Enrique Ramírez – Asesor Legal del Sindicato Argentino de Trabajadores de la Industria Fideera – S.A.T.I.F. –